Allá por las grandes cordilleras de nuestra tierra, miles de años atrás, nació la ciudad más esplendorosa y rica del mundo: Wakli. Su kamachix era Pai, hombre valiente y guerrero. Su primera walmi, murió al alumbrar. El fruto de ese olvidado amor fue Pacaynamu, al igual que su padre, este era valiente e intrépido. Salió airoso de la tradición de mandar a los niños de seis años al Manchaypacha. Crecía físicamente y también espiritualmente, además de ser fuerte era culto y participaba de las adoraciones al Inti; el cual lo protegía siempre.
Al morir la walmi de Pai, el conoció a una hermosa mujer: Teé. Ella era una bruja. Y para Pai, ella era su debilidad; accedía a todos sus caprichos y deseos, los cuales para Teé no eran suficientes. Ella quería ser la autoridad en Wakli, por eso esperaba con ansias la muerte de Pai…
Pero Pai no quería morir, quería vivir para siempre. Y aquí empezó…todo:
Pai le dijo a su hijo: Pacaynamu, te pido, como hijo que eres, vayas donde el Supay. El podrá darme lo que necesito, anda ¡favor!; olvida a tu dios, el no se enterará… Pai ignoraba la realidad y obligó a Pacaynamu ir al lugar mas temido de todos sus paisanos: Aspipacha, los lares del Supay.
Emprendió el viaje hacia allí, mientras avanzaba se encuentra con una gran muralla de maleza; gigante, gigante… Saca un hiirú y empieza a cavar, según cuentan todos cavó tres días seguidos sin parar hasta llegar a las ultimas ramas… Ve un resplandor através de ellas, escucha el ruido de la brisa del mar, voltea y observa un gran chorro de agua tras él. El chorro empuja a Pacaynamu a un abismo sin fin… solo caía y caía. Pierde el conocimiento, abre los ojos y se encuentra bajo el agua; sale a flote y se ve en un hermoso manantial, sus aguas aún con el adentro eran puras, vírgenes. Empieza a pensar como escapar, pero se da cuenta que todo era como un gran pozo y al ver arriba, solo veía oscuridad. Al irse a un extremo del pozo se da cuenta de un brillante resplandor bajo el agua, se sumerge y llega hacia allí, era un agujero, entra y luego sale a flote y ve la ciudad más hermosa del mundo, huele comida, escucha alegría; en síntesis era la ciudad de los sueños de cualquiera. Va hacia la orilla, sale del agua y camina hacia un grande y hermoso castillo… Avanza y en eso, como si rasgaras una página de un libro, atraviesa una especie de capa; y en eso se da cuenta de la realidad… Estaba en el infierno, veía lava, seres quemados, mujeres sin cabeza, monstruos, todo los miedos de las personas… Mientras más avanzaba, más temor le ocasionaba estar ahí; hasta que da con la gran puerta del castillo, que aún seguía siendo hermoso. Entra y todo lo ve negro, oscuro. En eso aparece una gran escalera con antorchas a los costados, sube y ve un gran trono, ve horribles estatuas y personas talladas en el piso… en el trono se prende una llama y aparece un hombre con orejas de duende, boca de dragón y ojos de serpiente… el Supay. ¿¡Qué quieres!?- grita furioso y despectivo- como osas mortal interrumpir mi castillo de esta manera… Señor- dijo Pacaynamu desafiante, pero a la vez asustado- vengo a proponerle… Un trato- dijo el Supay de forma divertida. Pacaynamu prosiguió- mi padre desea… Tener la vida eterna- interrumpe de nuevo el Supay- si, si, si ya lo sé… No va ser fácil eh!...
El trono se aleja de Pacaynamu y el queda solo en una peña, empieza a llover , se forma un mar encrespado y bravo en el castillo… Te presento a mi amigo el Cochamaru- resuena en el recinto- Quiere jugar contigo…
Pacaynamu escucha un horrible bramido y de repente, de todo ese mar sale el Cochamaru, una serpiente alada. Pacaynamu saca su hiirú y se tira al infinito mar, nada hasta el Cochamaru y empieza a trepar hasta la cabeza para enterrarle el hiirú; la bestia se sacude fuertemente y Pacaynamu cae violentamente al agua, trata de salir a flote pero su cuerpo esta paralizado por el impacto de la caída. Se iba hundiendo y hundiendo, pero en eso sacando fuerza- caracho- pensó; delatando el poderío de su raza se impulsa y sale a flote y da con el vientre del Cochamaru, simplemente coge su hiirú y lo entierra ahí. La bestia grita y todo el mar desaparece, el trono se acerca…
¡Recio guerrero!- dice le Supay- creo que una demostración más no estaría mal…
El trono esta vez sube hasta el infinito techo del recinto y tras este le sigue una gran montaña, escucha un graznido… mira arriba y ve una horrible bestia, era un kuntur o cóndor. Con valor sube esa gran montaña, subía y subía; ya había alcanzado buena parte, pero no la mitad, cuando escucha la risa malévola del Supay… Escucha extraños ruidos en el principio de la montaña, voltea a ver y ve que de el suelo se abren agujeritos y de estos sale un liquido rojo, humeante… Era lava, la cual ya no salía por agujeritos, si no por grandes hoyos; Pacaynamu subía con más rapidez. Ya llegaba a la corona cuando el ve al kuntur, pero este era gigante, y este lo coge con sus garras y emprende el vuelo; trata de botarlo pero no puede, Pacaynamu estaba aferrado a sus garras y encomendándose a los Apus, jala con todas sus fuerzas al kuntur, el cual va cayendo a la lava con Pacaynamu encima; el ave cae y se hunde mientras que Pacaynamu se mantiene suspendido a pocos metros de la lava… El trono no aparece, todo está negro; en la oscuridad aparecen los ojos penetrantes del Supay- Bueno… eres muy valiente malta; y como no lo vas a ser si tu raza es serrana, guerrera- decía asombrado- pero no creas que tus pruebas acabaron aquí. No pensaba eso- dice Pacaynamu exhausto- ¿Qué viene ahora?...
Ahora, ahora, ahora retumba en la cabeza de Pacaynamu; está a la salida de ese gran túnel que cavó, simplemente parpadeó y se halló allí, el túnel se cerró… Confundido, empieza avanzar lentamente hasta el reino; escucha una voz graciosa: Pacaynamu, Pacaynamu! El Supay te manda un mensaje!!. Pacaynamu voltea y observa un duendecillo- ¿Si?- dice él sorprendido-. Mi amo dijo, transformándose en el Supay, dijo: Tienes dos pociones en tu lado una para vivir ochenta años, y otra para vivir cien. Lo que harás es tomarte la verde, para vivir ochenta años y a tu padre le das la amarilla. Por tu audacia te doy estos regalos, pero para que tu padre viva para siempre tendrás que hacer lo siguiente: A lo largo de tus ochenta años tendrás hijos, de los cuales quiero seis de ellos; tres varones y tres mujeres, a los seis años me los entregaras. Si no me cumples lo prometido hasta ese plazo, lo lamentaras mucho…
¡Hijo, hijo mío!- gritaba con júbilo Pai-¿Lo conseguiste, lo hiciste?. Pacaynamu le contó todo. Teé estaba furiosa por el hecho en que tenía que esperar cien años más para tener el trono de Wakli. Pero ella tenía un plan…
Pacaynamu conoció a una hermosa y sabia mujer: Mirla, ella se volvió su walmi, pero Pacaynamu, con el dolor de su corazón y la manipulación de Teé tuvo cinco mujeres más: Cazpi, Nirá, Rali, Sauti y Manyara.
El propósito de Teé era destruir emocionalmente a Pacaynamu. Así que cuando Cazpi tenía cinco meses de gestación, Teé con engaños la convenció de darle un baño para que el fruto que estuviese en su vientre estuviera sano hasta su nacimiento; llevándola a una cocha cercana al imperio empezó a bañarla, cada vez se adentraba con Cazpi más y más a la cocha al punto que el agua ya les llegaba al estómago. Cuando Cazpi estuvo desprevenida Teé la cogió del cuello y la sumergió en el agua ahogándola, luego de matarla ató su cuerpo con rocas y la dejo en el fondo de esa cocha. Pacaynamu mandó a buscar a Cazpi por todas las fronteras del Imperio, pero no la encontró.
Teé iba por su siguiente presa: Nirá; pero Teé no encontraba la oportunidad de matarla hasta que Nirá con ya tres meses de embarazo sale con una doncella a recoger frutos, Teé las siguió con un gran hiirú; Nirá de repente se dio cuenta de que alguien las seguía, para esto Teé tenia una máscara de madera; voltea y ve la horrible máscara grita junto con la doncella. Teé se lanza encima de la doncella le entierra el hiirú en el pecho, Nirá corre y tropieza con una roca, se arrastra pidiendo piedad, pero Teé coge el hiirú y entierra este en su vientre. Coge los dos cuerpos y los ata al igual que Cazpi, tirando los cadáveres a la misma cocha.
Teé tenía mucha influencia en Sauti, para Sauti, Teé era como su hermana. Aconsejándole Teé le dijo a Sauti: Si tu matas a Manyara, den seguro Pacaynamu te amara más a ti, mátala… Nadie se enterará. Y así matando dos pájaros de un solo tiro, Teé hizo que Sauti quemara la cámara de Manyara, pero Sauti fue descubierta y decapitada por ese acto.
Para matar a Rali, a Teé solo le bastó darle un brebaje con veneno. Pero mientras se concentraba en las otras mujeres, se olvidó de Mirla; la cual estaba a punto de dar a luz.
Nació el orgullo de Pacaynamu: Intishaplan, Teé estaba furiosa, pero sabía que podía acabar con la criatura en poco tiempo. Para su infortunio, Mirla se daba cuenta de las intenciones de Teé y no dejaba que esta se acercará a su hijo.
Mientras transcurrían los años, Pacaynamu sufría, no podía dormir co el hecho en que pronto el Supay vendría a reclamar a Intishaplan…
¿Se acuerdan de la tradición de los niños de seis años?, pues bien, Intishaplan fue mandado al Manchaypacha, Teé iba tras él; el niño mientras mas se alejaba de su imperio, iba escuchando lamentos, llantos de niños y mujeres... Alguien le agarra los pies, era el Supay que estaba bajo tierra, ¿Quién es?- dice frenético Intishaplan- ¡Sueltame!. No te asustes niñacho- dice sereno el Supay- soy tu salvación... Teé aparece y pisa la cara del Supay y coge a Intishaplan con un hiirú amenazandole. Maldita mortal- dice con una ira extrema el Supay- odiaras haber intentado destruirme bruja inmunda... Diciendo así sopla y Teé empieza a perder su belleza y juventud, su cuerpo se va yendo con el viento... Intishaplan corre, pero el Supay sopla y la sombra de una garra coge a Intishaplan- Ven hijo, pronto tendrás compañia- dice amistoso el Supay.
Pasaron varios años, Pacaynamu perdió toda esperanza, sabía que su hijo estaba con el Supay. Mirla en su desesperación salió a buscar a su hijo, no lo logró y fue comida por las fieras del bosque. Pai estaba preocupado, si Pacaynamu moría, el no tendría la vida eterna... Enérgico, manda a decirle a Pacaynamu: Has descendencia, no puedes traicionarme así; si no logro la vida eterna hare que te quemen por traicion; cegado por su ambición Pai encierra en un calabozo a Pacaynamu.Al morir la walmi de Pai, el conoció a una hermosa mujer: Teé. Ella era una bruja. Y para Pai, ella era su debilidad; accedía a todos sus caprichos y deseos, los cuales para Teé no eran suficientes. Ella quería ser la autoridad en Wakli, por eso esperaba con ansias la muerte de Pai…
Pero Pai no quería morir, quería vivir para siempre. Y aquí empezó…todo:
Pai le dijo a su hijo: Pacaynamu, te pido, como hijo que eres, vayas donde el Supay. El podrá darme lo que necesito, anda ¡favor!; olvida a tu dios, el no se enterará… Pai ignoraba la realidad y obligó a Pacaynamu ir al lugar mas temido de todos sus paisanos: Aspipacha, los lares del Supay.
Emprendió el viaje hacia allí, mientras avanzaba se encuentra con una gran muralla de maleza; gigante, gigante… Saca un hiirú y empieza a cavar, según cuentan todos cavó tres días seguidos sin parar hasta llegar a las ultimas ramas… Ve un resplandor através de ellas, escucha el ruido de la brisa del mar, voltea y observa un gran chorro de agua tras él. El chorro empuja a Pacaynamu a un abismo sin fin… solo caía y caía. Pierde el conocimiento, abre los ojos y se encuentra bajo el agua; sale a flote y se ve en un hermoso manantial, sus aguas aún con el adentro eran puras, vírgenes. Empieza a pensar como escapar, pero se da cuenta que todo era como un gran pozo y al ver arriba, solo veía oscuridad. Al irse a un extremo del pozo se da cuenta de un brillante resplandor bajo el agua, se sumerge y llega hacia allí, era un agujero, entra y luego sale a flote y ve la ciudad más hermosa del mundo, huele comida, escucha alegría; en síntesis era la ciudad de los sueños de cualquiera. Va hacia la orilla, sale del agua y camina hacia un grande y hermoso castillo… Avanza y en eso, como si rasgaras una página de un libro, atraviesa una especie de capa; y en eso se da cuenta de la realidad… Estaba en el infierno, veía lava, seres quemados, mujeres sin cabeza, monstruos, todo los miedos de las personas… Mientras más avanzaba, más temor le ocasionaba estar ahí; hasta que da con la gran puerta del castillo, que aún seguía siendo hermoso. Entra y todo lo ve negro, oscuro. En eso aparece una gran escalera con antorchas a los costados, sube y ve un gran trono, ve horribles estatuas y personas talladas en el piso… en el trono se prende una llama y aparece un hombre con orejas de duende, boca de dragón y ojos de serpiente… el Supay. ¿¡Qué quieres!?- grita furioso y despectivo- como osas mortal interrumpir mi castillo de esta manera… Señor- dijo Pacaynamu desafiante, pero a la vez asustado- vengo a proponerle… Un trato- dijo el Supay de forma divertida. Pacaynamu prosiguió- mi padre desea… Tener la vida eterna- interrumpe de nuevo el Supay- si, si, si ya lo sé… No va ser fácil eh!...
El trono se aleja de Pacaynamu y el queda solo en una peña, empieza a llover , se forma un mar encrespado y bravo en el castillo… Te presento a mi amigo el Cochamaru- resuena en el recinto- Quiere jugar contigo…
Pacaynamu escucha un horrible bramido y de repente, de todo ese mar sale el Cochamaru, una serpiente alada. Pacaynamu saca su hiirú y se tira al infinito mar, nada hasta el Cochamaru y empieza a trepar hasta la cabeza para enterrarle el hiirú; la bestia se sacude fuertemente y Pacaynamu cae violentamente al agua, trata de salir a flote pero su cuerpo esta paralizado por el impacto de la caída. Se iba hundiendo y hundiendo, pero en eso sacando fuerza- caracho- pensó; delatando el poderío de su raza se impulsa y sale a flote y da con el vientre del Cochamaru, simplemente coge su hiirú y lo entierra ahí. La bestia grita y todo el mar desaparece, el trono se acerca…
¡Recio guerrero!- dice le Supay- creo que una demostración más no estaría mal…
El trono esta vez sube hasta el infinito techo del recinto y tras este le sigue una gran montaña, escucha un graznido… mira arriba y ve una horrible bestia, era un kuntur o cóndor. Con valor sube esa gran montaña, subía y subía; ya había alcanzado buena parte, pero no la mitad, cuando escucha la risa malévola del Supay… Escucha extraños ruidos en el principio de la montaña, voltea a ver y ve que de el suelo se abren agujeritos y de estos sale un liquido rojo, humeante… Era lava, la cual ya no salía por agujeritos, si no por grandes hoyos; Pacaynamu subía con más rapidez. Ya llegaba a la corona cuando el ve al kuntur, pero este era gigante, y este lo coge con sus garras y emprende el vuelo; trata de botarlo pero no puede, Pacaynamu estaba aferrado a sus garras y encomendándose a los Apus, jala con todas sus fuerzas al kuntur, el cual va cayendo a la lava con Pacaynamu encima; el ave cae y se hunde mientras que Pacaynamu se mantiene suspendido a pocos metros de la lava… El trono no aparece, todo está negro; en la oscuridad aparecen los ojos penetrantes del Supay- Bueno… eres muy valiente malta; y como no lo vas a ser si tu raza es serrana, guerrera- decía asombrado- pero no creas que tus pruebas acabaron aquí. No pensaba eso- dice Pacaynamu exhausto- ¿Qué viene ahora?...
Ahora, ahora, ahora retumba en la cabeza de Pacaynamu; está a la salida de ese gran túnel que cavó, simplemente parpadeó y se halló allí, el túnel se cerró… Confundido, empieza avanzar lentamente hasta el reino; escucha una voz graciosa: Pacaynamu, Pacaynamu! El Supay te manda un mensaje!!. Pacaynamu voltea y observa un duendecillo- ¿Si?- dice él sorprendido-. Mi amo dijo, transformándose en el Supay, dijo: Tienes dos pociones en tu lado una para vivir ochenta años, y otra para vivir cien. Lo que harás es tomarte la verde, para vivir ochenta años y a tu padre le das la amarilla. Por tu audacia te doy estos regalos, pero para que tu padre viva para siempre tendrás que hacer lo siguiente: A lo largo de tus ochenta años tendrás hijos, de los cuales quiero seis de ellos; tres varones y tres mujeres, a los seis años me los entregaras. Si no me cumples lo prometido hasta ese plazo, lo lamentaras mucho…
¡Hijo, hijo mío!- gritaba con júbilo Pai-¿Lo conseguiste, lo hiciste?. Pacaynamu le contó todo. Teé estaba furiosa por el hecho en que tenía que esperar cien años más para tener el trono de Wakli. Pero ella tenía un plan…
Pacaynamu conoció a una hermosa y sabia mujer: Mirla, ella se volvió su walmi, pero Pacaynamu, con el dolor de su corazón y la manipulación de Teé tuvo cinco mujeres más: Cazpi, Nirá, Rali, Sauti y Manyara.
El propósito de Teé era destruir emocionalmente a Pacaynamu. Así que cuando Cazpi tenía cinco meses de gestación, Teé con engaños la convenció de darle un baño para que el fruto que estuviese en su vientre estuviera sano hasta su nacimiento; llevándola a una cocha cercana al imperio empezó a bañarla, cada vez se adentraba con Cazpi más y más a la cocha al punto que el agua ya les llegaba al estómago. Cuando Cazpi estuvo desprevenida Teé la cogió del cuello y la sumergió en el agua ahogándola, luego de matarla ató su cuerpo con rocas y la dejo en el fondo de esa cocha. Pacaynamu mandó a buscar a Cazpi por todas las fronteras del Imperio, pero no la encontró.
Teé iba por su siguiente presa: Nirá; pero Teé no encontraba la oportunidad de matarla hasta que Nirá con ya tres meses de embarazo sale con una doncella a recoger frutos, Teé las siguió con un gran hiirú; Nirá de repente se dio cuenta de que alguien las seguía, para esto Teé tenia una máscara de madera; voltea y ve la horrible máscara grita junto con la doncella. Teé se lanza encima de la doncella le entierra el hiirú en el pecho, Nirá corre y tropieza con una roca, se arrastra pidiendo piedad, pero Teé coge el hiirú y entierra este en su vientre. Coge los dos cuerpos y los ata al igual que Cazpi, tirando los cadáveres a la misma cocha.
Teé tenía mucha influencia en Sauti, para Sauti, Teé era como su hermana. Aconsejándole Teé le dijo a Sauti: Si tu matas a Manyara, den seguro Pacaynamu te amara más a ti, mátala… Nadie se enterará. Y así matando dos pájaros de un solo tiro, Teé hizo que Sauti quemara la cámara de Manyara, pero Sauti fue descubierta y decapitada por ese acto.
Para matar a Rali, a Teé solo le bastó darle un brebaje con veneno. Pero mientras se concentraba en las otras mujeres, se olvidó de Mirla; la cual estaba a punto de dar a luz.
Nació el orgullo de Pacaynamu: Intishaplan, Teé estaba furiosa, pero sabía que podía acabar con la criatura en poco tiempo. Para su infortunio, Mirla se daba cuenta de las intenciones de Teé y no dejaba que esta se acercará a su hijo.
Mientras transcurrían los años, Pacaynamu sufría, no podía dormir co el hecho en que pronto el Supay vendría a reclamar a Intishaplan…
¿Se acuerdan de la tradición de los niños de seis años?, pues bien, Intishaplan fue mandado al Manchaypacha, Teé iba tras él; el niño mientras mas se alejaba de su imperio, iba escuchando lamentos, llantos de niños y mujeres... Alguien le agarra los pies, era el Supay que estaba bajo tierra, ¿Quién es?- dice frenético Intishaplan- ¡Sueltame!. No te asustes niñacho- dice sereno el Supay- soy tu salvación... Teé aparece y pisa la cara del Supay y coge a Intishaplan con un hiirú amenazandole. Maldita mortal- dice con una ira extrema el Supay- odiaras haber intentado destruirme bruja inmunda... Diciendo así sopla y Teé empieza a perder su belleza y juventud, su cuerpo se va yendo con el viento... Intishaplan corre, pero el Supay sopla y la sombra de una garra coge a Intishaplan- Ven hijo, pronto tendrás compañia- dice amistoso el Supay.
Volvamos a la ciudad de ensueño, esa ciudad donde todo parece ser perfecto... Vemos a Intishaplan cazando monstruos y matando brujas; ya era grande, había olvidado a su familia y de donde venía... El Supay estaba furioso- No puede ser, si no consigo las otras cinco criaturas todo Wakli lo lamentará...
Y así fue, el Supay fue con sombras y monstruos a Wakli; Intishaplan como el kamachix de ese infernal ejército vio como mataban sus raíces. Wakli desapareció por completo, el Supay hizo que las cordilleras se estrecharan, dejando todo ese magnífico pueblo quedara en el olvido. Pero cuenta la leyenda, que Intishaplan llegó al calabozo de Pacaynamu, sintió un escalofrío en su cuerpo. Sin razón aparente le llegaron lágrimas a los ojos, vio a Pacaynamu, que estaba envejeciendo horriblemente y le dice: !Brujo maldito!, que me estas haciendo- y enseguida Pacaynamu lo abraza, Intishaplan reacciona enterrandole el hiiru en la espalda... Te quiero hijo- dice Pacaynamu...
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